FAMA Y POLÍTICA

“yo he conocido cantores /

con famas bien otenidas …”

 (M. Fierro)


Veo y escucho cada tanto críticas y enojos ante periodistas, deportistas famosos y artistas conocidos que son candidateados para las elecciones. 

Suelen no gustarme varios de esos candidatos, ni sus trayectorias anteriores y posteriores, pero el problema no está en su profesión o actividad.

Si es por volcarse a la política desde otro lado y empezar de viejos, eso hubiera invalidado a Perón, que "comenzó" a los 48 años (alguien podrá decir que hizo política un tiempito antes, como uno de los impulsores de la logia del GOU). Si lo que se critica es ser artista, esa crítica le alcanzaba a Eva Duarte, denostada por la cerrazón gorila como una actriz mediocre y arribista.

Hay muchos ejemplos, con cineastas, médicos o periodistas. Tampoco es una originalidad argentina, de Reagan a Trump, de Berlusconi a Cicciolina. El problema no está en que gente que adquirió fama o conocimiento en su actividad se vuelque a la política; el problema es que los mecanismos de difusión, comunicación masiva y construcción de prestigio no son democráticos.

Se apela a aquéllos a falta de dirigentes o militantes conocidos masivamente. 

En una sociedad moderna, de millones de gentes por electorado, conocer al eventual representante es más arduo que en la ciudad griega, en el cabildo, o en la aldea primitiva, donde todos se conocían y donde, además, solamente participaban minorías. Conocer de primera mano, o de referencias más o menos constatables y palpables, la valía de la figura, la coherencia de sus convicciones en el tiempo, y la consecuencia entre sus dichos y sus actos, públicos y privados, se torna más arduo y se vuelve más difícil de evaluar.

Una organización política debe buscar otro mecanismo, estructurando una red de confianzas personales validadas en la acción, y haciendo conocer a sus mejores dirigentes. Esa trama debe forjarse en torno a un ideario compartido, desplegarse con inteligencia práctica, validarse socialmente y sostenerse en el tiempo.

Pero los conglomerados de empresas de medios no difunden la tarea de militantes y dirigentes políticos. Y no lo hacen a propósito, para poder así condicionar, negociar, y extorsionar. Por el contrario, buscan desprestigiar la actividad política, porque dirigentes debilitados tienen menos margen para no acatar sus dictados.

Es raro encontrar un periodista deportivo que hable mal del deporte, es poco frecuente encontrar un periodista de espectáculos o de cultura que diga que los espectáculos son inútiles o que la cultura una tontería. 

Sin embargo escuchamos cotidianamente periodistas "especializados en política" que dicen que la política es corrupción, egoísmo, ambición, falsedad e impostura; y que es un gasto inútil y una actividad inconducente. 

O necesitan un psiquiatra o lo hacen a sabiendas y con mala fe. 

Seguramente están haciendo política para algunos que buscan decidir solos, entre ellos, para ellos, y en lo oscuro.







Comentarios

  1. El verdadero Poder, NO "APELA".....CONSTRUYE!!...
    Y una vez "construido el objeto" CONDUCE!!!
    Hace tiempo (dde Carta Abierta¿?¿?), que la intelectualidad Nac. & Pop. no levanta el piné en la construcción de liderazgos sostenibles ante la parafernalia mediática hegemónica... Acaso el recuerdo de la reacción ante el ataque corporativo por la 125 sea un ejemplo de la actual carencia....

    ResponderEliminar
  2. Muy claro el mensaje. Es una realidad usada en momentos de emergencia, especialmente de sectores que sospechosamente no tienen un proyecto que incluye al conjunto de la sociedad y en mi opinión, busca a través de la aceptación popular invitar a personajes mediáticos a transformar la realidad con su mirada y aporte. Aunque finalmente los hilos sean manejados por otros.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

un error sistemático

Modifican decreto reglamentario de la Ley de Defensa - MUCHO GRE GRE PARA DECIR GREGORIO

NI REPUBLICANOS NI LIBERALES, HIPOCRESÍA PURA