Sergio A. Rossi

Paraná, año 1909 El suizo Agustín Rossi y la italiana Luisa Lungoni con sus siete hijos argentinos.  Sentado, Isidoro, y parada entre sus padres, Elena. Parados, atrás, de derecha a izquierda, María Luisa, Alberto, Carlos, Agustín y Emilio. Todos "caídos" en la educación pública, la Escuela Normal de Paraná y la universidad.  Carlos, el mayor, fundador de un centro socialista en Paraná y presidente del PS de Entre Ríos, abogado y concejal de la ciudad en los años '20. Isidoro, músico y dramaturgo, autor de la Marcha de Entre Ríos. Alberto, María Luisa y Elena, docentes; lo mismo que  Agustín, abuelo del ministro de Defensa; y Emilio, médico, padre de mi padre. -------------------------- Santa Fe, a fines de los años '20. Los muy criollos Julio Antonio Busaniche y Manuela Virasoro con sus nueve hijos. Parados, de izquierda a derecha, Hernán, Blanca, Miguel, Héctor, Guillermo y Julio José. Sentadas, Raquel -mi abuela materna- a la izquierda y la Negr

Cuando yo era chico leía la revista Anteojito. Allí empezó a publicarse una historieta que se llamaba Sónoman, de una especie de superhéroe rioplatense, que por no sé qué cosa adquiría unos poderes vinculados todos a la física del sonido. Para mis seis o siete años de niñito de la ilustración positivista, toda una mezcla de ciencia, filosofía, guerra y política. En uno de aquellos capítulos luchaba contra un tipo que absorbía el poder de sus enemigos, y lo tenía a mal traer todo el episodio, hasta que al final era derrotado (lógico hasta para un alumno de segundo grado, ya que si gana el malo se termina la historieta). Lo inquietante era el final. Liquidados los malos y expulsado prisionero al espacio exterior, o algo por el estilo, el malvado poderoso, Sónoman quedaba en una especie de sala de comando de los enemigos trabajosamente vencidos. Y ahí aparecía, a través de una pantalla gigante de televisión, un mensaje de una especie de extraterrestre que le explicaba que era el