1820 – LA ANARQUÍA – 2020

La Primera Junta, la Junta Grande, los Triunviratos, la
Asamblea del Año XIII, y los Directores, jalonaron una década de luchas por el
destino de la revolución y la independencia. La idea igualitarista y federal que representó el artiguismo tuvo su culminación en aquel
momento.
El Director Pueyrredón había acordado años antes entregar la
provincia Oriental a los portugueses para sacarse de encima al Jefe de los
Orientales y aplastar el movimiento popular. Mientras Artigas luchaba contra la
invasión portuguesa, Buenos Aires reprimía en el interior y atacaba a los
federales de Santa Fe y Entre Ríos. La negativa de San Martín a traer el
Ejército Libertador para volcarlo a las guerras civiles, y el Motín de Arequito,
en que se negaron a hacerlo las tropas del Ejército del Norte, dejaron al
Director Rondeau frente a Ramírez y López, que derrotaron a los directoriales en
la batalla de Cepeda el 1º de febrero de 1820.
Los jefes vencedores, lejos de replicar con la crueldad con
que habían sido tratados por los porteños durante años, entraron en paz a
Buenos Aires intimando a su Cabildo a darse autoridades sin interferencias,
pero también abandonando definitivamente el arrogarse el gobierno del resto de
las provincias, como si fuesen herederos naturales del Rey de España y del
imperio.
“Elegid sin recelo el
gobierno provisorio que os convenga. Marchamos sobre la capital, no para talar
vuestra campaña, multar vuestras personas, ni para mezclarnos en vuestras deliberaciones,
sino para castigar a los tiranos que osaren pretender el mando con que casi os
han vuelto a la esclavitud. Apenas nos anuncien que os gobernáis libremente nos
retiraremos a nuestras provincias a celebrar los triunfos de la Nación.”,
dijeron López y Ramírez.
El General Soler, apoyado por el Cabildo de Luján que se había
pasado al bando federal, dijo a su vez que el Ejército había jurado “sostener su resolución, reducida a que se
disuelva el congreso, se quite el director y se separen de sus destinos cuantos
empleados emanen de esta autoridad por considerar que están íntimamente ligados
a esa facción indigna y degradante de Pueyrredón y Tagle y sus secuaces que no
numero porque son bien conocidos.”
El Cabildo porteño
eligió como gobernador a Sarratea (que duró unos pocos meses) y, lejos de
convocar como otras veces asambleas de la ciudad para gobernar a las Provincias
Unidas del antiguo Virreinato, dijo esta vez que “Todas las provincias de la Unión
están en estado de hacer por sí mismas lo que más convenga a sus intereses y
régimen interior”.
Esta situación, que parecía señalar el triunfo de la idea
federal de los pueblos, se vio oscurecida al llegar la noticia de que los portugueses
habían triunfado el 22 de enero en Tacuarembó, derrotando por completo al
artiguismo.
Pueyrredón llamando al imperio portugués en su ayuda para
imponerse a los pueblos, y entregando parte de nuestro territorio y nuestra
soberanía en los ríos; la Patria dividida y amenazada; los ejemplos de San
Martín y los soldados de Arequito de no prestarse a reprimir contiendas entre
argentinos; la resistencia heroica artiguista; el triunfo de los entrerrianos y
santafesinos sobre la oligarquía porteña y antinacional; los frutos de la
discordia y el posterior quiebre del frente de los federales, las intransigencias y traiciones, la pelea entre
Ramírez y el Protector de los Pueblos Libres, el conflicto posterior entre el
propio Ramírez y López; deben ser fuente permanente de recuerdos, reflexión
y aprendizaje.
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