DEFENSA - entrevista para la revista ARES.
LOS EJES ESTRATÉGICOS DE LA DEFENSA EN ARGENTINA
por José Javier Díaz*
Entrevistamos al Secretario de Estrategia y Asuntos Militares, agrimensor
Sergio Rossi, sobre los principales lineamientos políticos y proyectos que
impulsa el Ministerio de Defensa a fin de consolidar la vigilancia, control y
protección de nuestro país, así como su conectividad y proyección insular y
antártica.
¿Cuáles son los principales lineamientos que rigen la
Política de Defensa de la República Argentina?
Hay un
marco general que definen las leyes de Defensa Nacional (23.554, del año 1988),
de Seguridad Interior (24.059, de 1992), de Reestructuración de las Fuerzas
Armadas, (24.948, de 1998) y de Inteligencia Nacional (25.520, de 2001); y que
complementan tres decretos: el Decreto 727/2006, Reglamentario de la Ley de
Defensa; el Decreto 1691/2006, que aprueba la Directiva sobre Organización y
Funcionamiento de las Fuerzas Armadas; y el Decreto 1729/2007, que establece el
Ciclo de Planeamiento de la Defensa Nacional.
A partir
de allí, esos lineamientos están expresados en la Directiva de Política de
Defensa Nacional (DPDN), elaborada por el Ministerio de Defensa (MINDEF) y
aprobada por decreto del Presidente de la Nación.
Hemos
tenido cuatro directivas políticas de defensa nacional: Decreto 1714 de
noviembre de 2009; Decreto 2645 de diciembre de 2014; Decreto 703 de julio de
2018; y la vigente, Decreto 457 de julio de 2021.
Allí se
describen los escenarios regional y mundial y se formula una apreciación
estratégica que sirva de base para el inicio al Ciclo de Planeamiento de la
Defensa Nacional (CPDN), que determinará la organización, despliegue,
dimensión, capacidades militares, etc., que deben tener las Fuerzas Armadas.
En base a
estas consideraciones nuestro país adopta una postura estratégica militar
defensiva, autónoma y cooperativa, centrada en el plano regional sudamericano.
La
creciente demanda mundial de agua, energía, minerales y alimentos, representa un
factor de potenciales crisis y conflictos, por lo que se debe tener perspectiva
sobre el valor estratégico de los recursos naturales, pesqueros, reservas de
agua dulce, suelos fértiles, yacimientos de litio en el noroeste, o de
hidrocarburos, convencionales y no convencionales como los de Vaca Muerta.
Un país,
el nuestro, octavo en el mundo en superficie, relativamente poco poblado y con una
histórica heterogeneidad en la distribución poblacional y sus infraestructuras
logísticas y de servicios, debe tener en cuenta esto y sumar, a los aspectos
geopolíticos y económicos, lo que implican, en cuanto riesgos asociados, avances
tecnológicos en telecomunicaciones, el uso de internet, la futura red 5G, la
inteligencia artificial y los satélites.
A los
dominios tradicionales de tierra, mar y aire, en el planeamiento desarrollado a
partir de la directiva de 2009 se sumó el ciberespacio. A partir de entonces se
han ido desarrollando capacidades de ciberdefensa, con su marco normativo y
doctrinario, formación de recursos humanos, infraestructura, desarrollos
propios y adecuaciones en la carrera militar para poder dar incentivos a esta especialidad.
La creación en marzo de 2021 del Instituto de Ciberdefensa de las FFAA ha sido
un paso significativo.
En esta
directiva y para este ciclo se señala la necesidad de tener una perspectiva
militar sobre la cuestión espacial. Nuestro país, como todo el mundo, adopta de
modo progresivo herramientas de uso civil y militar que utilizan las
prestaciones que brindan la creciente diversidad de satélites. Argentina,
además, fabrica sus propios satélites y tiene la capacidad de posicionarlos y
ajustarlos en sus trayectorias. Nos falta todavía poder colocarlos en órbita
con medios propios.
2-
Se cumplen
en este año 2023 cuatro décadas de funcionamiento democrático. Esas leyes que
mencioné -las de defensa, seguridad interior e inteligencia- fueron parte de un
acuerdo interpartidario sostenido que cerró el ciclo del golpismo militar que
signó nuestro siglo XX. La sociedad argentina hizo un esfuerzo político y
cultural enorme, que ha fructificado en esta normalidad institucional de
Fuerzas Armadas plenamente integradas al dictado constitucional.
Este
gobierno que se inició en 2019 ha tenido un rasgo que vale destacar. El
discurso de asunción ante la Asamblea Legislativa fue el primero, desde el 10
de diciembre de 1983, en que la mención a las FFAA fue exclusivamente referida
a su misión y mirando a futuro; la primera vez sin alusión a la dictadura, a la
represión o sus secuelas. Y hubo a continuación una mención significativa: se devolvería
el rango de Secretaría al área de Cancillería de Malvinas, que había sido
rebajada a Subsecretaría; y se dijo que sería Secretaría de Malvinas,
Antártida y Atlántico Sur, lo que supone una orientación geopolítica
precisa. Definición importante que se refleja luego en la DPDN, el decreto 451
de 2021.
Poco
después, al despedir a fines de febrero al contingente militar destinado a la
misión de paz en Chipre, el Presidente habló de una vuelta de página, y recibió
críticas. Algunas diciendo que pretendía abandonar las políticas de memoria,
verdad y justicia, y otras diciendo que pretendía de modo oportunista e
hipócrita congraciarse con las FFAA y aprovecharlas en clave partidista.
Lejos de
eso, lo que el presidente hizo fue orientar la mirada hacia el futuro, hacia la
misión principal de custodia de los intereses soberanos, y hacia el polo sur,
extremo austral de nuestro país.
Días
después se declaró la emergencia por la peste del COVID 19. La actuación de las
Fuerzas Armadas en apoyo a la comunidad mostró el grado de reconstrucción de la
valoración positiva de sus FFAA por parte del pueblo argentino. Las FFAA han
cumplido muchas veces un rol destacado ante emergencias y catástrofes,
antrópicas o naturales, y ese rol ha sido siempre valorado y reconocido. Es
para destacar que esas intervenciones siempre se han dado con una
característica, y ha sido que la emergencia afectaba una porción acotada,
reducida, localizada, del territorio, y en general eran también limitadas en el
tiempo. Esta vez se actuó simultáneamente en todo el territorio nacional y aún
en el exterior, en misiones de rescate a compatriotas o de búsqueda de insumos
y vacunas, y durante un período de tiempo cuya duración no sólo fue larga, sino
en todo momento incierta, sin horizonte definido de finalización. Ese esfuerzo,
que se desarrolló sin un solo incidente que lo empañara, fue una operación
logística compleja y representó el mayor despliegue posterior a Malvinas.
En el año
2048 se renovará el Tratado Antártico. Ese año puede ser un hito orientador,
para tener en cuenta y para pensar cómo queremos que nuestro país se presente
en la escena internacional, cómo planificamos llegar a ese momento. Sería
deseable poder presentarse con una sociedad cohesionada culturalmente,
socialmente justa, equilibrada en la ocupación sostenible de su territorio, con
presencia extendida y sistemática en su área de responsabilidad y en custodia
de sus espacios soberanos, en su proyección geopolítica regional. Eso no es
sólo una cuestión de defensa y de militares, pero no puede prescindir de ellos.
Para afrontar la nueva etapa, impulsarla y sostenerla, hace falta empeñar
recursos materiales, humanos y presupuestarios, debe ser la voluntad nacional
puesta en actos.
En ese
sentido este gobierno ha trabajado en dos planos importantes. Uno es el de los
recursos humanos, en cuando a la magnitud, la dimensión salarial y el bienestar
del personal; otro el de disponer de recursos para recuperar, modernizar y
adquirir equipamiento para las Fuerzas Armadas.
3-
Destaco en
relación al personal lo siguiente.
En materia
salarial la primera medida que se tomó fue implementar una de las cuotas del
aumento correspondiente a 2019, que no se había siquiera tramitado cuando
cambió el gobierno.
En 2020 se
resolvió un postergado problema: que una parte importante del ingreso del
personal militar tuviera carácter no remunerativo. En los años 90 se había generalizado
que los aumentos salariales no fueran parte del salario. Eso afectaba al
jubilarse, y a la vez desfinanciaba el sistema previsional y las obras
sociales.
Esto, que
se fue corrigiendo entre 2003 y 2007 para todo el empleo formal argentino,
tanto en el sector público como en el privado, no se corrigió para las Fuerzas
Armadas, y suponía para el personal militar una mala perspectiva profesional,
pues al dejar la actividad el haber de retiro era inferior a la mitad. A la vez
desfinanciaba I.O.S.F.A., la obra social y al I.A.F., el instituto previsional.
Esta
situación fue corregida el 1 de octubre de 2020, en lo que se ha conocido como
“el blanqueo”. Además, se pagaron los juicios que se habían generado por esta
misma situación. En lo que va de la gestión el presupuesto ejecutado destinado
a afrontar esos juicios ha sido de $ 138.000.000.000.
Por otra
parte, se unificó el aumento anual con la pauta de incremento del sector
público nacional, lo que da previsibilidad y agilidad a la evolución del
salario. Esa unificación con la pauta del sector público hace que ahora el
aumento impacte en el medio aguinaldo de junio, cosa que antes -al anunciarse
recién en la Cena de Camaradería- no sucedía.
Otra
realidad que se ha atendido es el relativo rezago del haber militar respecto de
otras áreas del Estado. Se ha establecido un cronograma de incremento del
salario militar por sobre la pauta general. De este aumento -que muchos
cultores del desánimo pregonaron que no se efectivizaría- ya se han pagado las
cuotas iniciales según un cronograma definido y respaldado presupuestariamente.
Al pagarse la quinta, en el primer trimestre de 2024, este incremento adicional
representaría un 60 %.
En cuanto
a la obra social del personal militar, IOSFA, se puede exhibir una mejora
sensible en su situación económica. Al momento del cambio de gobierno se tomó
con deudas por $ 4.500 millones y déficit mensual, y a fin del año 2022 ya no
tiene deuda y presenta cuentas equilibradas. Mejoró la accesibilidad, con mejores
procedimientos y tecnología para la atención y el seguimiento de trámites. Se
ordenó la relación con los prestadores, con un 90% menos de cortes,
optimización de la cartilla, sin coseguros, trámites sin autorización en farmacias
propias, ampliación de horarios y reapertura de establecimientos.
Al
instituto previsional, el IAF, se le restableció el (casi 10%) de aporte
estatal que se le había quitado a partir de 2016. Y en un enorme trabajo
durante la emergencia del COVID19 avanzó en modernizar, eficientizar y hacer
más accesible la atención a los beneficiarios.
El IAF desplegó una línea de trabajo
innovadora: otorgar préstamos a las empresas estatales proveedoras del sistema
de defensa, para desarrollos tecnológicos. La primera fue un crédito a la
Fábrica Argentina de Aviones por u$s 2,5 millones, lo que no sólo constituyó un
aporte a la industria nacional para la defensa y al desarrollo tecnológico argentino,
sino una inversión rentable para el Instituto, que obtuvo una ganancia de más
de U$S 120.000. Para la fábrica, representó un crédito más conveniente que
tomarlo en el mercado, o las colocaciones en bonos de deuda a que tendían otras
gestiones. Operaciones con el mismo sentido se han acordado con INVAP.
También agilizó
la tramitación y se incrementó sensiblemente la liquidación por altas y
retroactivos de pensiones por incapacidades sufridas como consecuencia de la
Guerra de Malvinas, que se habían frenado y postergado. Y se fortaleció y
mejoró la atención, presencial y virtual, y se inauguró la nueva sede del Centro de
Atención de la Coordinación de Veteranos de Guerra de Malvinas.
Por otra
parte, se ha encarado para los ejercicios 2022 y 2023 otro largamente postergado
anhelo: el incremento del número de soldados voluntarios. Para el caso del
Ejército, el número de soldados estuvo, desde 1989 hasta 2013 en el orden de
los 15.000; aumentó entonces a 17.000 y así permaneció hasta 2021. En este
momento está en 29.000, con un punto importante, que ha sido el criterio de
aumentar las dotaciones con recursos humanos de la zona, sin movilidad que
implique desarraigos.
Este plan
continuará hasta alcanzar el número de diseño de las unidades militares. Es
relevante para completar la dotación de las unidades, para su funcionamiento y
adiestramiento, para el ejercicio de la función de cuadros de oficiales y
suboficiales, y también para esos miles de compatriotas que se han sumado a
ámbito laboral en cuyo desempeño obtendrán formación y disciplina, y del que
saldrán, a los 28 años, con capacidades adquiridas y certificadas. Cuando a
principios de 2022 se dio comienzo en Misiones a este plan de incorporaciones,
en acuerdo con el gobierno provincial se abrió un programa entre el Ministerio
de Educación y el Ejército para la formación de jóvenes en distintos oficios,
como herrería, electricidad y tornería.
Señalo
estos números y estas acciones porque muestran el esfuerzo que nuestro país ha
puesto en fortalecer sus Fuerzas Armadas.
4-
Otro
compromiso que nuestro gobierno tomó antes de asumir y ha cumplido se relaciona
con los medios para el equipamiento de las Fuerzas Armadas. Se impulsó y aprobó
la ley 27.565 del Fondo Nacional de la Defensa, el FONDEF. Esa ley ha permitido
contar con fondos para recuperar, modernizar y adquirir equipamiento militar.
Al asumir
el gobierno la ley, impulsada por el diputado Agustín Rossi, contaba con media
sanción en Diputados. Antes que comience el tratamiento en el Senado se declaró
la emergencia del COVID19, con todas las restricciones económicas que implicó,
y con el grado de incertidumbre que trajo. Siendo que nuestro país llevaba 35 años
de desinversión sostenida, había contexto para postergar, una vez más, el
reequipamiento militar. Sin embargo, el Presidente y la Vicepresidenta
impulsaron su tratamiento en el Senado, y la ley se aprobó, se promulgó y se implementó.
Hay
quienes dicen que en la gestión estatal es tan difícil conseguir plata como
gastarla, y se ejecutó totalmente según las previsiones. Desde que se aprobó,
en los presupuestos nacionales elaborados por el Poder Ejecutivo se contempló
estrictamente lo contempla la ley. En el 2022 la ley de presupuesto no fue
aprobada por la oposición, con lo que se consideró el presupuesto ejecutado del
año 2021, cumpliendo el porcentaje incremental. Y se ha ejecutado plenamente.
La ley
destina a recuperar, modernizar y adquirir material un porcentaje creciente de
la recaudación total del estado: 0,35 para 2020; 0,5 para 2021; 0,65 para 2022
y 0,8 para 2023 y en adelante.
Además se
ha reglamentado, y se han dispuesto normas complementarias orientadas a
desarrollar una red de proveedores nacionales de la defensa (Resolución MD 1611/2022),
establecer criterios claros para la transferencia de tecnología asociada a lo
que haya que comprar al extranjero (Resolución
MD 1612/2022), así como a consolidar programas
sectoriales de relevancia, como los vinculados a desarrollos satelitales, de
radares, de vehículos no tripulados, de sistemas de propulsión, y de
ciberdefensa.
También se aprobó el Plan Plurianual de Investigación, Desarrollo,
Innovación y Producción para la Defensa, a través del cual se promueve una
visión estratégica y sistémica de la gestión de los proyectos de I+i y
Producción para nuestras Fuerzas Armadas; y en agosto del año pasado la que
establece el Plan Plurianual de Abastecimiento de Municiones que asigna
recursos para la compra de municiones (Resolución 127/2023), programa de adquisiciones
que ya se ha empezado a ejecutar con una contratación
plurianual con Fabricaciones Militares y compras a China e Israel municiones de diverso tipo, para tanques, guiadas del
tipo merodeadoras, y los lanzamisiles antiaéreos RBS-70NG.
Usted
ha publicado algunas notas y buenos trabajos reseñando muchos de esos avances y
concreciones, así que no hace falta reseñarlos aquí. Menciono sólo algunos en
general.
5-
El FONDEF
brinda un horizonte de certeza y de previsibilidad al ciclo de planeamiento militar.
El enorme
y profundo trabajo que supuso el primer ciclo de planeamiento, que resultó en
el plan de capacidades militares vigente, el Plan CAMIL 2011, no contó con ese
respaldo ese respaldo presupuestario, lo que lo limitó y condicionó en la
ejecución.
El ciclo
asociado a la DPDN 2014 fue interrumpido con el cambio de gobierno
En el caso
de la siguiente, la DPDN 2018, arrancó con una inconsistencia relevante: la
norma dice que la directiva se dicta a propuesta del MD y con el trabajo
técnico del EMCO. Aquélla se originó, sin embargo, fuera de la jurisdicción
Defensa, en la Secretaría de Asuntos Estratégicos de la Jefatura de
Gabinete de Ministros, no se elaboró con la debida
participación y asesoramiento técnico, y hasta mereció observaciones no
atendidas en su paso rápido por el Ministerio de Defensa. Ese ciclo de
planeamiento ni siquiera se inició, y no se produjo ninguno de los documentos
prescriptos por la norma.
Con la
DPDN 2021 se desplegó un intenso y metódico ritmo de trabajo por parte del EMCO
y las FFAA, que permitió contar con todos los documentos encadenados según el
cronograma ajustado de trabajo. Actualmente está en elaboración el último de
estos documentos, que es el nuevo PLAN CAMIL.
La DPDN
reflejó en su apreciación internacional el imperativo de la unión regional, que
se había abandonado al abandonar UNASUR y la experiencia riquísima que supuso
el Consejo de Defensa Suramericano.
La
presencia inglesa en Malvinas es un desafío para la soberanía nacional, y no
Venezuela, como se pretendió hacer creer y se escribió en la directiva de 2018.
La
usurpación británica limita la integridad territorial de la República Argentina
y atenta contra nuestra proyección en el Atlántico Sur y la Antártida. Más allá
de los recursos naturales su interés radica en la proyección hacia la Antártida
(el sector reclamado por los ingleses se superpone con el argentino y también
parte del chileno), y por ser una posición estratégica para el control del paso
entre los océanos Pacífico y Atlántico.
Las
Malvinas deben ser concebidas como un objetivo irrenunciable, como expresa el
mandato constitucional, y nunca pasibles de ser canjeadas por vacunas Pfizer
como propuso la jefa de cierta fuerza política.
6-
La DPDN 2021
da relevancia al espacio sur, al mar, a la Antártida y a la dimensión
bicontinental argentina.
En la DPDN
figura como mandato la construcción de la nueva base naval en Ushuaia, que
permita proyectar el esfuerzo nacional en el paso interoceánico, y sostener el
esfuerzo logístico de nuestra campaña antártica. También permitirá poder
contribuir al de otros países amigos que quieran aprovechar esas facilidades
logísticas y la experiencia que ha acumulado la República Argentina, el país de
más larga presencia ininterrumpida en el continente blanco. La nueva Base Naval
de Ushuaia ya ha comenzado a construirse.
También
allí figura otra obra de proyección para el atlántico sur, como es la
reconstrucción y modernización de la Base Petrel, que ya ha tenido los avances
de obra suficientes para que vuelva a ser por segundo año una base antártica
permanente. Avanza el proceso de ampliar su infraestructura con muelle marítimo
apto para buques de gran porte, pista con balizamiento y los servicios
necesarios (lucha contra incendios, control aéreo, meteorológico, etc.) para la
operación de aeronaves, alojamientos para 200 personas, cámaras frigoríficas,
gimnasios, etc.
No figuran
explícitamente en la DPDN pero sí en línea con la orientación los esfuerzos de
equipamiento de nuevos laboratorios científicos, la modernización de las
comunicaciones de las bases, y las obras para disponer de antenas para el
monitoreo y ajuste de nuestros satélites de observación en la base Belgrano II,
la más cercana al Polo Sur.
En 2021 se
constituyó el Comando Conjunto Marítimo en la órbita del EMCO para vigilar y
controlar nuestras aguas jurisdiccionales en el Atlántico Sur. Se estableció un
trabajo conjunto de patrullaje con la Prefectura Naval Argentina, coordinando y
haciendo un uso más eficiente de los recursos. Se han empleado en estas tareas,
entre otros medios, los cuatro OPV adquiridos a Francia durante el anterior
gobierno, incorporados a partir de 2020 y pagados con recursos del FONDEF. Hace
falta continuar, extender y profundizar este esfuerzo, para lo cual habrá que
desarrollar y desplegar más patrullas, medios y sensores.
Esto apunta
al objetivo de desplegar, de modo creciente, presencia, vigilancia, control y
disuasión en el escenario marítimo y antártico, lo mismo que la decisión de
constituir la Guarnición Militar Conjunta en Tierra del Fuego, con la
instalación de la primera unidad del Ejército en esa provincia.
Concurre a
este objetivo el emplazamiento de radares, paso sustancial para la vigilancia
en el pasaje y hacia Malvinas. El RPA-170M de la FAA instalado en mayo de 2021
en Río Grande, que ha permitido detectar y evitar los tránsitos aéreos
irregulares en el extremo sur argentino.
Lo mismo
que fortalecer la Base Aérea Militar Río Gallegos, volviendo a su nivel de
Brigada Aérea con la asignación de aviones IA-63 Pampa III artillados y aviones
de transporte ligero. Se ha logrado un importante objetivo al asegurar
conectividad entre el territorio continental y la isla de Tierra del Fuego a través
de la ruta aérea entre San Julián, Río Gallegos, Río Grande y Ushuaia sostenida
por la Fuerza Aérea a través de LADE, con aeronaves DHC-6 Twin Otter y
SAAB-340B.
7-
A
diferencia de lo que decía el decreto 703/2018, nosotros no cerramos Divisiones
del Ejército, ni vendemos cuarteles, ni ofrecemos de modo gratuito y directo bases
aéreas a empresas privadas. Por el contrario, los abrimos, como en Tolhuin y
Catamarca, o como la readecuación de proyección a futuro de Chamical.
Señalemos
que en Catamarca hacía treinta años que no había guarnición militar. En acuerdo
con el gobierno provincial se comenzó la construcción de nuevos cuarteles, para
albergar unidades de Ingenieros del Ejército.
La vieja
Base CELPA de Chamical, en La Rioja, que fue señera en el desarrollo de la
cohetería argentina, se readecua como centro para formación y adiestramiento en
el manejo de vehículos no tripulados. Ya se ha comenzado con el dictado de
cursos conjuntos para pilotos de drones, así como de instructores y operadores
de sistemas de defensa antiaérea RBS-70NG de corto alcance que se adquirieron
para las tres Fuerzas Armadas.
En Tolhuin
se establecen por primera vez elementos del Ejército Argentino, en el marco de
la creación de la Guarnición Militar Conjunta de Tierra del Fuego.
No es cuestión
estrictamente militar, pero cabe acotar que establecer la presencia en Tolhuin,
localidad de 6000 habitantes, en vez de en Río Grande o Ushuaia que tienen 100.000,
obedece a una elección de ambiente geográfico necesaria para el despliegue y el
adiestramiento, pero también tiene un sentido que recupera un rol que las FFAA
tuvieron siempre, y aún desde los tiempos de la Colonia, que es el de
desplegarse en el territorio, y afianzarlo en sus relativos vacíos
geopolíticos.
Esto
exhibe una voluntad nacional de recuperar y potenciar a las Fuerzas Armadas
Argentinas, con hechos, con políticas escritas, planificadas presupuestadas y que
se van concretando y materializando. Voluntad nacional que hay que sostener,
extender y profundizar.
8-
Se trabaja
con universidades y empresas argentinas para el desarrollo y producción local
de indumentaria militar, paracaídas, raciones de combate, y distintos tipos de
simuladores (de tiro, de conducción de vehículos, de vuelo, elevadores de
carga, de submarinos, etc.). También en el desarrollo y fabricación en serie de
sistemas aéreos no tripulados para las tres FFAA, contemplando el helicóptero
RUAS-160 para la Armada Argentina, los de ala fija Búho y Aukán para la Fuerza
Aérea Argentina y un sistema híbrido (ala fija y rotores) para el Ejército
Argentino.
Se ha impulsado un plan de adquisición de
indumentaria, proyecto financiado por FONDEF, del que participan empresas
nacionales, y que tiene por objetivo sostener en el tiempo el suministro del
vestuario necesario para los miembros de las Fuerzas
Armadas argentinas.
Se completó la primera etapa mediante la entrega de 75
mil uniformes de combate, tanquistas, aeronáuticos y de uso diario. También se
ha provisto botas de combate, abrigos polares, trajes de protección climática,
camperas de vuelo, etc
Hay tres
programas de adquisiciones fijados entre las primeras prioridades, que están en
tratativas avanzadas. Me refiero a las negociaciones con Brasil para incorporar
Vehículos de Combate Blindados a Ruedas (VCBR) “Guaraní” para el Ejército
Argentino; y con Francia y Alemania para concretar la compra de nuevos
submarinos para la Armada Argentina. La Fuerza Aérea necesita incorporar
aviones supersónicos de combate, con sus respectivos sensores, armamentos,
sistemas de reabastecimiento en vuelo, apoyo logístico, simulador y la
infraestructura en tierra; y evalúa opciones de India, EEUU y China.
Se
incorporaron más de 250 camiones y vehículos de campaña y guarnición de
diversos modelos y prestaciones para las tres FFAA. También equipos especiales
y maquinaria pesada para la Dirección de Ingenieros como camiones volcadores,
retroexcavadoras, etc. Se están recuperando las Barcazas de Transporte Pesado
del Ejército Argentino.
La
reciente inauguración, en febrero pasado, de la nueva Planta de Recuperación y
Modernización de Vehículos a Rueda en el predio del Batallón de Arsenales 603,
en Fray Luis Beltrán, Santa Fe, dará al Ejército Argentino autonomía para el
mantenimiento de sus vehículos de hasta 15 toneladas, y dinamizará al sector
privado de proveedores de la región.
Se inició
la modernización en serie de setenta y cuatro unidades del Tanque Argentino
Mediano (TAM) al estándar TAM2C-A2 que contempla la sustitución de sistemas
electrohidráulicos de la torre por accionamientos eléctricos más modernos y
precisos, sistema de gestión del campo de batalla (BMS), sistemas optrónicos,
unidad de potencia auxiliar, nuevos equipos de comunicaciones, sistemas de
alerta láser y protección. Es relevante la participación en parte de este
proyecto de la empresa IMPSA, ahora controlada por el estado.
Otro punto
de relevancia ha sido retomar el programa de radarización, en el marco del
Sistema Nacional de Vigilancia y Control Aeroespacial, contratado con INVAP.
Entre 2015 y 2019 ese programa fue prácticamente suspendido en su ejecución.
Sólo se completó el radar que ya estaba en fabricación y que se emplazó, sin
infraestructura adecuada, en la ciudad de Villaguay en ocasión de la cumbre del
G20. Completada esa instalación, este
año entrarán en funcionamiento los radares ubicados en Mercedes, Corrientes, y
Tostado, Santa Fe. El programa con INVAP contempla el desarrollo y la provisión
de otros tipos de radares, como los móviles RPA-200M de largo alcance y los de
defensa aérea RMF-200V.
TANDANOR
ya inició la construcción seriada de doce remolcadores de puerto, para asegurar
autonomía de la Armada en los movimientos de arribo y zarpada de sus buques.
Con el FONDEF en general, y este contrato en particular, se abre un horizonte
temporal y un volumen de inversiones que habilita la puesta en funcionamiento
de una planta de chapa naval en la ciudad Villa Constitución para abastecer las
demanda.
Y también
TANDANOR comienza ahora la construcción de un buque polar, en conjunto con el
Astillero AKER de Finlandia, que transfiere la ingeniería. Ese buque polar
complementará el desempeño del rompehielos Almirante Irízar.
Se
desplegó la primera etapa de Red de Fibra Óptica de la Defensa, en dispositivos
de software y hardware propios; se mejoró el desempeño de las empresas de
defensa, de los institutos y direcciones de tecnología. FADEA trabaja en
reparación y mantenimiento, en modernización y en fabricación de helicópteros,
no tripulados y aviones, como los Pucará y los Pampa, entre otros. Del mismo
modo, como ya mencionamos, TANDANOR ha tenido un notable incremento de su
actividad, al igual que Fabricaciones Militares, que ha podido reabrir la
planta de Azul, que había sido cerrada en 2017.
¿Algún comentario o reflexión que quiera compartir con nuestros
lectores?
La Defensa
Nacional debe ser concebida y gestionada como una verdadera política de estado,
permanente y ampliamente conocida, consensuada y comprendida; es necesario que
las Fuerzas Armadas recuperen sus capacidades militares y las amplíen en
consonancia con las dimensiones y riquezas que tiene nuestro país.
Cada tanto
reaparecen planteos de policializar las fuerzas armadas, ya no con el concepto
de la doctrina de la seguridad nacional sino con nuevas coartadas, todas
orientadas a apartarlas del rol de custodia de la soberanía de los territorios
nacionales. Eufemismos o doctrinas de importación, como fue lo de las nuevas
amenazas -a las que nuestro país nunca se plegó-, que retoman la idea de que sólo
debe haber guardias nacionales o “small forces”. Ahora aparecen nuevos
eufemismos, para disfrazar de modernidad el abandono del interés nacional. Así
escuchamos que como las fronteras del ciberespacio son confusas, hay que
cambiar las leyes y mezclar defensa nacional y seguridad interior. En vez de
estudiar y profundizar para definir los límites -como intentó la Europa
atlantista con el Manual Thalin, postulan que hay que cambiar las leyes para
confundir todo de nuevo. Eso es un primer movimiento para la reducción presupuestaria
y de efectivos, en camino al desvío de los objetivos. Lo mismo con la prédica
de unificar en el nombre de una seguridad nacional integrada. Otro cuento que
pretende ser copia de los EEUU, país que sin embargo muy lejos está de
convertir en policías a sus fuerzas armadas. Aunque a veces algunos lo
prescriban para los demás.
Nosotros
debemos tener fuerzas armadas modernas, formadas y equipadas, con un rol claro
de custodia de nuestra soberanía y al servicio del interés nacional, y no a
dictados de potencias.
Invertir
en Defensa en invertir en desarrollo social y económico, es apostar a esa
Argentina grande con que San Martín soñó, que podemos y debemos ser. Confío en
que se mantenga el rumbo y que los aciertos de cada gestión sean mantenidos y
reforzados por las subsiguientes, y que en todo caso la competencia se dé no en
bloquearse y volver atrás cada vez, sino en el plano de quién ejecuta mejor esas
políticas acordadas, quien las profundiza, quién las acelera.
La
política de defensa debe quedar fuera de la puja partidista, y también de la
promoción del desánimo promovida por alguna facción como táctica electoralista,
o de subordinación a concepciones coloniales.
Cuesta dar
crédito a cierto tipo de crítica, sistemática y persistente, por parte de gente
que cuando tuvo oportunidad de decidir, no hizo lo que postula y ni siquiera
fijó posición pública mientras tenía situación y actividad.
Fíjese la
actitud ante el FONDEF, por ejemplo. Cuando se presentó el proyecto de ley, hubo
quienes se opusieron en la Comisión de Defensa, y costó darle dictamen. Luego
tuvo, sí, una amplia mayoría en la votación. Pero entonces hubo quienes empezaron
a decir que no se aprobaría en el Senado. Y así durante ocho meses, y cuando finalmente
se aprobó pasaron a decir que no se implementaría, y hasta octubre de 2021
desalentaban que se presentaran proyectos, aduciendo que no se contaría con los
créditos, “como siempre pasa en este país”, “como resulta esperable por esta
gente que quiere destruir a las Fuerzas Armadas”, “como corresponde a estos
políticos que dicen que no tenemos hipótesis de conflicto”. Idéntica actitud
que les vimos gente con la recuperación salarial. Cada vez que la realidad
refutó sus agorerías, en vez de cambiar de actitud buscaron nueva argumentación
para el desánimo.
¿Se
imagina usted cuánto hubiera durado la guerra de Troya si esa hubiera sido la actitud
de los sitiados? Nos hubiéramos perdido los poemas de Homero. Hubiese entrado
todo en un comentario de twitter.
* El autor, J. J. Díaz, es magíster (ITBA) y master europeo (EOI) en Dirección Estratégica y Tecnológica. Se desempeña como Consultor de Empresas y Gobiernos.
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