EL VIAJERO QUE HUYE, VOLVER, Y LOS VARADOS
Desde hace unos días la prensa oligárquica urde otra de sus maniobras habituales. Ahora es la de una especie de modernización del tango con LOS VARADOS.
Los
varados vendrían a ser unos turistas bacanes que, en su paseo entre ostras y
champagne, reciben la noticia de que no pueden por un tiempo volver al barrio
que los vio nacer. Y en vez de darse unos días más de farra entre las luces
del centro, salen a quejarse y a llorar en el tango sus desdichados amores y sus
penurias de conventillo.
Se pasa
así de la fiesta en la playa a un triste patio con farolito alumbrando a
kerosén. Asistimos a la escenificación del llanto lastimero de aristócratas en
desgracia. Del turismo ansioso y del viajero compulsivo, de compras, de mar y
de sol, a la angustia de no poder sostenerse ni en un sórdido cuartito de hotel.
No digo
que sean todos así, ni que lo merezcan, ni que me alegre. Es más, ni siquiera
creo que todo viajero se ciña al guión que los medios de comunicación
oligárquicos exhiben como novela por entregas por estos días, para seguir
apuntalando que este país, el de los argentinos, es una herida absurda que no
tiene redención y por el que no vale la pena luchar.
Desánimo
social y degradación cultural del país que esos oligarcas fomentan para
quedárselo ellos, claro, que no se van ni renuncian a sus fortunas y privilegios
mal habidos.
El
asunto es que el guión tiene incautos seguidores y algunos actores de reparto
que se prestan a mostrarse, patéticos o enojados, en videítos y entrevistas.
Es éste un
problema de ciertos nuevos ricos que regatean el centavo. Nuevos ricos
culturales y económicos, iletrados con pretensiones que podrían no ser tan
rústicos, avaros, mezquinos e individualistas. Suelen tener ambiciones aristocratizantes,
pero que sólo consisten en despreciar a los negros y recelar de los peronistas;
nunca en tratar de ser mejores para merecer su autopercepción de superioridad,
esencia de toda aristocracia que se precie.
Por eso,
aunque invoquen a Aristóteles y reciten frases hechas sobre republicanismos y
moncloas, sólo son aquella corrupción de aristocracia que mencionaba el griego
ilustre: una oligarquía parásita, autoritaria y sin mérito. Seguida, eso sí,
por algún mediopelaje aspiracional que cree que por adoptar odios ajenos y despreciar
a los pobres se volverá millonario.
tres canciones
para escuchar de vuelta:
VOLVER /
https://youtu.be/I5JQ1m3mxKw
ANCLAO
EN PARÍS / https://www.youtube.com/watch?v=jAfWO9VNtps
PAL QUE
SE VA / https://youtu.be/U1LclU0U3vw
El "mediopelaje aspiraciónal"... nuestro principal escollo, hoy!!!.... y futuro metamorfoseado enemigo...
ResponderEliminarExcelente post, Sergio. "Desánimo social y degradación cultural" reflejo de un país primarizado y desindustrializado adrede por una oligarquía parasitaria neocolonial que odia y desprecia a sus clases subalternas y boicotea sistematicamente cualquier intento de proyecto autónomo. Solo la reconstrucción de un movimiento nacional, con conciencia de las cadenas materiales y culturales que nos sujetan y a las que hay que romper, nos podrá dar la posibilidad de construir patria.
ResponderEliminarSolo aboliendo la base material- económica de las clases parasitarias proimperiales y recuperando y socializando los medios de producción estratégicos, y la generación de alianzas geopolíticas estratégicas con las potencias emergentes de oriente y con los pueblos hermanos de la región, podremos a aspirar a construir la liberación para felicidad del pueblo y grandeza de la nación.
Abrazo!
Excelente instantánea de los efectos, que se suceden al operar sistemas socio técnicos que moldean la sociedad a lazo abierto. Todo esta armado y diseñado para potenciar la creación una especie de ciudadanos "PARIA".
ResponderEliminarQue descubrimiento este Blog! Gracias, Compañero!
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