un gran paso atrás

un gran paso atrás

No son errores ni excesos, no es un paso atrás para avanzar dos, no son chambones que no saben gobernar; es volver a tiempos anteriores a Yrigoyen, es empujar al país de los argentinos más de un siglo atrás, a un tiempo de injusticia y dependencia.

Un tiempo de menos democracia, menos república, menos dignidad, menos bienestar, menos soberanía nacional y menos educación para el futuro.

Un tiempo en que los negros no se capaciten, que los pobres ganen poco y estén contentos, que no se produzca nada con valor, solamente materias primas para satisfacer al extranjero.

En aquellos 50 años anteriores al gobierno radical se llevó adelante una vasta y profunda operación de cambio cultural de las masas populares. Se exterminó a una buena parte de la gente que no se adaptaba al limitado progreso que quería la oligarquía y se promovió una amplia inmigración para sustituir a ese pueblo que no votaba oligarcas unitarios (entre los que llegaron, beneficiándose, muchos de nuestros ancestros).

Se montó también -cal y arena, una buena y una mala -un dispositivo de concientización y adoctrinamiento intrincadamente mezclado al de la educación positivista.

Hoy ni siquiera eso, ya que la manipulación de conciencias se realiza con prensa basura, TV de baja calidad y periodistas mercenarios -herederos degradados de aquellos alquilones cagatintas que denunciaba, cuando lo hicieron a un lado de sus sucios escamoteos, el propio Sarmiento-.

Mercenarios periodistas que, a diferencia de la esforzada e idealizada maestra de "Campana de palo", reciben mucho más dinero que aquellas docentes, y son promovidos a la fama por encargo a través de mecanismos de construcción de prestigio muy interesados y sesgados.

Pero éstos no enseñan a sumar ni a leer. Su objetivo es atacar disidentes, promover linchamientos, cazar brujas y promover un individualismo consumista por el que todo pelagatos tenga aspiraciones de millonario y crea que la historia de la humanidad es la historia de salvarse solo. Doctrina absurda que de haberse practicado hace un millón de años hubiera sido aplaudida por los leopardos y tigres dientes de sable, cazadores de monos antropoides.

En síntesis: nos quitarán dinero y trabajo, nos negarán dignidad y nos lavarán la cabeza, pero por adentro. Para que aceptemos cuando apalean a nuestro amigo “porque ha de andar en algo raro”, para que disfrutemos aliviados que es el vecino quien se queda sin trabajo, para que los más pobres que nosotros no vengan a los lugares donde estemos, aunque nosotros no podamos ir a donde están los ricos verdaderos.

Para que nos conformemos con una pileta pintada, para que vivamos una matrix de realidad dibujada, y para que disfrutemos de la vida -en suma- sólo y exclusivamente a través de contemplar a éstos, nuestros representantes.