HIPOCRESÍA INMOBILIARIA
HIPOCRESÍA INMOBILIARIA
Los macristas porteños juegan al juego que mejor saben y que más les gusta: mentir y adueñarse de tierras, de modo temporario y parcial o completo y permanente.
No siempre miden con la misma vara.
Corte paquete ruralista se protege y se promueve; queja obrera se hostiga o se reprime.
Ocupaciones del territorio se planifican y sostienen por años en casos tan distintos como la calle invadida por Clarín; y los promocionados acampes indigenas de Félix Díaz, por años en la 9 de Julio y actualmente en la esquina de Casa Rosada.
Años de putear a Cristina merece crónicas dulces a los vecinos recoletos en el diario La Nación, y gentes que parecen actores infiltrados para arengar, incitar y sostener los agravios.
Y ni hablar del medio centenar de propiedades estatales, muchas militares y ferroviarias en uso, que les traspasó el señor Lanús de la AABE, a las apuradas y entre que perdieron las elecciones y se fue Macri.
Pero manifestar en sentido opuesto a ésa, su acción desplegada, espontáneamente y en paz, con unos choripanes, merece la furia oligarca y escalar la provocación.
Seguidor del Viejo Vizcacha, "a uno le da con el clavo y a otro con la cantramilla".
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