LOGROS DE LEER EL QUIJOTE
Es, pues,
de saber que este sobredicho hidalgo, los ratos que estaba ocioso —que eran los
más del año—, se daba a leer libros de caballerías (. . .) y, de todos, ningunos le parecían tan
bien como (. . .) cuando llegaba a leer aquellos requiebros y
cartas de desafíos, donde en muchas partes hallaba escrito: «La razón de la
sinrazón que a mi razón se hace, de tal manera mi razón enflaquece, que con
razón me quejo de la vuestra fermosura». Y también cuando leía: «Los altos
cielos que de vuestra divinidad divinamente con las estrellas os fortifican y
os hacen merecedora del merecimiento que merece la vuestra grandeza...»
Con estas razones perdía el pobre
caballero el juicio, y desvelábase por entenderlas y desentrañarles el sentido,
que no se lo sacara ni las entendiera el mesmo Aristóteles, si resucitara para
solo ello. (. . .) En resolución, se (. . .) le secó el cerebro de manera que vino
a perder el juicio.
Miguel de Cervantes Saavedra,
El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha
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