Recuerde el alma dormida, avive el seso y despierte

“Recuerde el alma dormida, avive el seso y despierte . . . ” (Jorge Manrique, año 1476) Desde antes de la Primera Junta la oligarquía argentina exhibe un instinto infalible contra la popularidad de un dirigente, de Liniers y Artigas a Yrigoyen y Perón. Tiene sentido, porque esa élite económica sin mérito necesita evitar que se concentre prestigio, es decir poder, en alguien que pueda condicionar su pretensión de gobernar sin consultar ni tener en cuenta a los demás. Tan viejo que ya lo decía Tucídides en tiempos de la Guerra del Peloponeso. Desde que el frente popular terminó de reagruparse, catalizado por la decisión de Cristina Fernández de ser vice y proponer a Alberto Fernández como candidato a presidente, los ideólogos del poder establecido, sus empresarios, voceros y propagandistas, buscaron dividir a Cristina y el núcleo “kirchnerista” del peronismo “sensato” y del “presidente títere”, buscando minimizar, segregar y expulsar al “populismo radicalizado proto-chavista”. Pro...