EL SUBSIDIO Y LA LLUVIA
EL SUBSIDIO Y LA LLUVIA
Anuncian
lluvias de inversiones y dicen que no les gustan los subsidios.
No es cierto.
Mienten.
Mienten para
que un montón de incautos y de ingenuos les crean, imaginando que su propia
insatisfacción -la de esos incautos e ingenuos- es producto de dádivas mal
asignadas a otros más pobres que ellos.
Y es mentira
porque ellos, los quejosos por los subsidios, los eternos llorones de nuestras
desgracias, se subsidian a sí mismos desde hace tiempo y en grande.
Hace unos
meses tuvimos el caso de Carrefour: en vez de subsidiar para generar o al menos
sostener empleo (como eran los programas REPRO tras la crisis de 2008),
subsidiaron desempleo; subsidiaron a la multinacional francesa para que
despidan tranquilos, sin costos. Sin costos para la empresa, claro.
Luego
volvieron a hacerlo de manera generalizada y obscena con las tarifas del gas,
primero pretendiendo que lo paguen los usuarios, y luego absorbiéndolo desde
las finanzas públicas.
Ahora
subsidiarán a las concesionarias del peaje porque les afecta la devaluación y
la disminución del tránsito. Macri sabe del tema, ya que su familia se dedica
al negocio.
¿Qué fue en
1983 la estatización de la deuda internacional privada de los grandes grupos
económicos (el presidencial incluido) sino un enorme subsidio a millonarios?
¿Qué fue la
“ley de protección de industrias culturales” sino una protección a las grandes
empresas de medios de comunicación? En aquel tiempo explicaron
que había que evitar que los fondos buitre se apropiaran del patrimonio de los
argentinos. Y con eso Clarín y otros zafaron de sus deudas en dólares (1).
Subsidian
monopolios para que se enriquezcan más y se distribuya menos.
La lluvia de
inversiones y la teoría del derrame son tormenta que llueve de abajo hacia arriba
y que mueve dineros de bolsillos flacos hacia bolsas muy llenas.
Una lluvia ácida
que lava cerebros y empobrece corazones.
(1)
https://www.lanacion.com.ar/504821-fue-sancionada-la-ley-de-proteccion-de-bienes-culturales
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