Diferentes analistas políticos vienen siguiendo la irrupción y el despliegue, en EEUU y todo Occidente, de una corriente que denominan populismo de derecha, o neofascista, o internacional libertaria. Liberales en lo económico y autoritarios en lo político. Sus líderazgos destacados van de Trump a Bolsonaro, de Meloni a Milei. Sobre sus postulados y variaciones hay gran cantidad de trabajos e investigaciones, materia que excede este breve comentario. Esa corriente pretendidamente rebelde trata de captar y dar cauce a la frustración que genera en grandes contingentes sociales la exclusión y la desigualdad del sistema. No busca resolver la desigualdad material, sino más bien descargar la tensión simbólica, darle cauce por una vía muerta que bajo la ilusión de un cambio fácil perpetúe la dominación. Apelaciones patrióticas exclusivistas, componentes mesiánicos o religiosos, consagración de la propiedad privada, individualismo exacerbado y pulsión autoritaria, se amalgaman en su estil...