MORALISTAS EN RETIRADA

Lavalle y otros próceres oligárquicos son puestos como ejemplo moral por la prensa libre, el mitrismo y sus continuadores, los falsos cívicos republicanos de CAMBIEMOS. Recordemos un delicioso ejemplo de cómo son y cómo desprecian el Estado, las dádivas y las prebendas.
Después de perpetrar el golpe contra Dorrego y fusilar al gobernador, después de su ruinoso y cruel gobierno, los unitarios, aislados, desprestigiados y derrotados, preparan su salida.

Nos cuenta José Luis Busaniche en su Historia Argentina:

“Previamente adoptará medidas muy en consonancia con el tono moral de su gobierno desde el 1º de diciembre de 1828. ¿Cómo han de retirarse los promotores de la revolución con los bolsillos vacíos, después de tanto sacrificio? . . . Por uno de sus últimos decretos (19 de agosto) Lavalle acuerda a los jefes del ejército unitario Suárez, Olavarría, Vega, Martínez, Vilela, Medina, Quesada, Díaz, Thompson y Acha, dádivas de 25.000 pesos a cada uno (total 275.000 pesos) “por la parte que han tenido en las disensiones civiles y teniendo en vista la necesidad de ponerlos a cubierto de los sucesos venideros” (!). A este propósito, dice Paul Groussac: “Delaciones, adulaciones, destierros, fusilamientos de adversarios, conatos de despojo, distribuciones de los dineros públicos entre los amigos de la causa: se ve que Lavalle en materia de abusos –y aparte su número y tamaño- poco dejaba para innovar. 

Parece que los civiles no querían ser menos que los militares porque una vez que empezó el desbande unitario, uno de los próceres del partido, Del Carril, escribió quejumbroso, al expirante gobernador: “Debo dejar el país muy pronto y no tengo medios de vivir. ¿Qué haré en la Banda Oriental? No lo sé. Si V. quiere, antes de despedirnos, por cualesquiera expediente o arbitrio hacerme dar seis u ocho mil pesos en papel, me habría hecho un servicio vital”: ¡Y éstos eran los que habían matado a Dorrego! Lavalle sacó todavía un nombramiento de Viamonte y a principios de septiembre se embarcó para el Uruguay.”

Pasaron 190 años, pero la esencia oligárquica permanece.