Sergio A. Rossi

escribí este texto a fines de 1992, y para leerlo hay que tener presente aquel clima de derrotas, de perspectivas derrumbadas, de escepticismo y dispersión, de cielos cerrados y horizontes difusos. ---------------------------- (revista En aguas turbias nº6 - enero de 1993) En nuestro número 5 reflexionábamos sobre las dificultades que existen para reconstruir organizaciones militantes desde los restos del activismo peronista. Más complicado es encontrar respuestas al problema de cómo construir poder en las actuales circunstancias. Si en el número anterior criticamos el facilismo declamativo de cierto “progresismo”, disculpará el lector si lo detenemos un momento, a esta altura de la revista, para criticar aspectos del aún más cómodo “progresismo” oficialista. ALQUIMISTAS En virtud de la teoría presidencial de la casualidad permanente, y en consonancia con las urgencias electorales del justicialismo, florecen encuentros de militantes e iniciativas de relanzamiento pa

El mitrismo promovió la segregación de Buenos Aires y siempre festejó la de la Provincia Oriental. No sorprende que ahora aliente noticias como las de este emprendedor peninsular, edulcorado, a diferencia de otros migrantes (1). Este secesionismo patético es adornado de lindos ropajes, mientras que hace unos años inventaron segregaciones mapuches que pintaron de colores demoníacos, y atizaron represión al absurdo para conjurar aquel fantasma. El mitrismo, el PRO, y ciertos despojos de la UCR atados al carro de aquéllos, incurren en esa desmesura   sesquicentenaria, con la hipocresía moral de siempre y cultivando el arte de la mentira política. Bullrich posa de indignada (2), como que no hubiera hecho doctrina de la persecución a una RAM espectral, enviando a su jefe de gabinete a promover manodurismo, y atizar el odio por la cordillera patagónica.  En la línea de su ancestro, que entregó el Uruguay a los portugueses, siempre promoviendo   divisiones en desmedro de la Pa